Piel pálida,
nervios a mil por hora,
entrañas encogidas,
el corazón por explotar.
Cierro los ojos;
luego hay paz,
y silencio.
Abro los ojos;
hay libertad,
presión en el pecho,
recuerdos de los mejores momentos,
se congela el cuerpo poco a poco,
y con él, el sufrimiento.
Cierro los ojos;
finalmente hay oscuridad,
latidos, miedo...