Lo pensé mucho para esto porque es algo de lo que no me
siento orgulloso, pero en realidad mi testimonio, estoy seguro, puede ayudar a
muchos de ustedes para ser un poco más agradecidos.
Tratare de ser breve, puede que hayan muchos que pasen
situaciones peores a la mía, pero en este momento, para mí, la situación es la más
difícil de mi vida y aun no termina, una situación que no entiendo todavía, pero que tengo que afrontar con valentía.
Estoy viviendo desde hace más de un año una separación y un
divorcio difícil, largo y tedioso; no voy a entrar en detalles sobre eso, pero
las circunstancias me hicieron tener que salir de mi casa, y lo peor… separarme
de la personita que había llenado desde que nació mi vida de felicidad, hoy me
ha tocado aprender a estar solo, mucho tiempo solo.
Es duro, porque cuando estas situaciones pasan, las personas
que más sufren injustamente son las que menos culpa tienen “nuestros hijos”.
La mayoría de ustedes tienen algo que yo no puedo tener y
que la vida opto por quitarme, la dicha de ver crecer cada día a nuestros
hijos, aprovéchenla.
Yo, no puedo darle a mi hijo un beso de buenas noches antes
de dormir.
No puedo despertar junto a él cada mañana para decirle
cuanto lo amo.
No puedo hacerle para desayunar los “pancakes” que tanto le
gustan.
Ya no puedo preparar su lonchera para llevar al kínder, peinarlo
y ponerle mi loción…
Y después de más de un año en esta situación, no me cabe la
menor duda que mi fortaleza para levantarme cada mañana y seguir adelante con
mi vida solo puede venir de Dios…
El está conmigo y cuida de mi hijo el tiempo que yo no puedo
estar con él… pero qué difícil es…
Disfruten a sus hijos, dedíquenles un poco de su tiempo,
cuiden a su familia, luchen por ella; muchos de ustedes tienen esa bendición.
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