Abrí los ojos y todo en mi vida parecía igual,
cada cosa que causaba dolor seguía ahí, en el mismo lugar,
nada aparentaba haber cambiado,
las espinas continuaban clavadas en el mismo lugar
y quizá habían mas, ya no me importaba;
el daño era el mismo, las situaciones iguales,
la mañana, gris, repetitiva, monótona,
mi única alegría estaba ahí, dándome un abrazo.
Pero esa mañana algo era diferente,
algo paso, que mi alma había cambiado de tono,
el olor que sentía parecía a whisky fino,
algo sedaba el dolor,
en mi espalda había menos peso,
todas mis preocupaciones y tristezas existían,
pero algo hacia que no importaran mas,
pronto recordé mi última conversación, la noche anterior,
en la cual purgué todo lo nocivo a lagrima viva;
me descubrí entonces, en un proceso de limpieza,
de purificación.
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